Last night I found myself surrounded by the Nicaraguan volunteers, awe struck by my inability to fuse a simple rhythm with basic movement of my limbs. Despite step-by-step instructions, my awkward fumblings didn’t come close to Salsa (neither could I consider my Bachata a success). However, it has been a week of encounters just like this that have allowed us to overcome our inhibitions and become closer. Both the Nicaraguan and UK volunteers have been pushed out of their comfort zones and the ensuing laughter has acted as glue between a group which is not yet able to communicate in the conventional sense.
On Wednesday, both groups of volunteers prepared for an evening of cultural exchange. The Nicas gave us a brief introduction into their culture and the area of Masaya, the town in which we will be living with our host families. Finding out that they loved to joke as well as gossip proved that there were great similarities between our two groups of twenty five. Our presentations were delivered alongside a cup of tea (with a healthy dose of sugar to assimilate the taste to Nicaraguan preferences) and a digestive biscuit to dunk, which was received surprisingly well. After talks on cuisine and fashion throughout the years, a rendition of Saturday Night demanded an encore as the Nicaraguans joined in.
This week could have been dominated by jetlag. It could have been dominated by the process of acclimatising to intense sweat and heat. It could have been the new diet, which itself is dominated by rice and beans. Yet this has all been but a side story as the main event has been the ease at which the two cultures have seamlessly integrated.
The attention now turns to our impending departure to Masaya as we juggle a sense of apprehension and excitement. We are going to meet our host families!
Written by ICS volunteers Luvi Días, Iain Parker, Thomas Fisher, Nadia Papasidero, Nelson Hernández and Elias Calero
Conociendo a los voluntarios nicaragüenses: una perspectiva internacional
Ayer por la noche estaba rodeado por voluntarios nicaragüenses, asombrado por mi inhabilidad para fusionar un ritmo sencillo con movimientos sencillos de mis extremidades. A pesar de instrucciones paso a paso, mis torpes intentos no se acercaban a la Salsa (tampoco podría considerar la bachata un éxito). Sin embargo, ha sido una semana de encuentros que nos ha permitido superar nuestras inhibiciones y acercarnos más. Tanto los voluntarios nicaragüenses como británicos han salido de su zona de conforto y la risa que surgía ha actuado como un nexo de unión entre un grupo que no es todavía capaz de comunicarse en un sentido convencional.
El miércoles ambos grupos de voluntarios se prepararon para una noche de intercambio cultural. Los Nicas nos dieron una breve introducción de su cultura y de la zona de Masaya, ciudad en la que estaremos con nuestras familias anfitrionas. Conociendo que les gustaba bromear así como hacer chismes, lo que nos hizo saber que había similitudes entre los dos grupos de veinticinco. Nuestra presentación fue hecha acompañada de una taza de té (con una dosis saludable de azúcar para asimilar el gusto a la preferencia de los nicaragüenses) y una digestiva galleta, que fue aceptada sorprendentemente bien. Después de las pláticas sobre gastronomía y moda a través de los años, una representación de Sábado por la noche que exigió una actuación a la que unieron los nicaragüenses.
Esta semana pudo haber estado dominada por el desfase horario, por el proceso de a climatización a un intenso sudor y calor, y una nueva dieta, que se compone de arroz y frijoles. Sin embargo, todo ha sido como una historia paralela en la que el evento principal ha sido la facilidad con la que las dos cultural se han integrado sin problemas.
La atención ahora gira en torno a nuestra inminente partida hacia Masaya que nos hace entrar en una variante de entre sentido de aprensión y emoción. Ahora vamos a conocer nuestras nuevas familias!
Escrito por los/as voluntarios ICS Luvi Días, Iain Parker, Thomas Fisher, Nadia Papasidero, Nelson Hernández y Elias Calero